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Me pregunta mi amigo, compañero y flamante nuevo responsable del área de personas de BABEL, Felipe Pérez, que qué es eso de BABEL Nación de lo que siempre hablo y que nunca termino de definir.

BABEL Nación es una utopía, y como todas las utopías es irrealizable, pero también como todas las utopías, es un faro mítico, es un lugar al que se quiere ir pero al que nunca se llega y sin embargo, cuanto más cerca estemos de él, más felices seremos y más protegidos nos encontraremos.

Las naciones son, desde mi punto de vista, las organizaciones sociales por excelencia. En ellas se unen conceptos fantásticos como cultura, sentido de pertenencia, esperanza de prosperidad, hogar, libertad individual, protección social… la gente se siente perteneciente a su nación de una manera muy íntima. De hecho, algunos hasta irían a la guerra por ella (yo no).

Por eso, un día se me ocurrió que articular una empresa como si fuera una nación podría ser una gran idea. Las naciones (las democráticas) han construido un equilibro magnífico entre la protección de la organización (el Estado) y las libertades individuales. Los individuos, los ciudadanos son los dueños de su pasado, de su presente y de su futuro, y esa libertad individual es la que hace que prosperen las sociedades; porque un montón de ciudadanos toman las riendas de su vida personalmente, luchan todos los días, avanzan y hacen avanzar al grupo. Ese es el gran secreto. Que cada uno tome las riendas de su vida.

La gran dificultad de convertir una empresa en una nación es la escasez de recursos económicos. Un país como España tiene prácticamente recursos ilimitados, pero una empresa no. De ahí que hablemos de utopía. Pero recordemos que la idea es acercarnos, no es llegar.

¿Y qué tiene que ver esto con el teletrabajo? Todo.

Últimamente leo en artículos de prensa y en notas corporativas de otras compañías hablar sobre el teletrabajo, sobre la flexibilidad horaria, sobre cómo se adaptan a la nueva realidad surgida de la pandemia, y todo lo que leo está bien. Sin embargo, en general todo me suena a operación publicitaria. Se venden las nuevas medidas (teletrabajo, trabaja desde donde quieras, haz el horario que quieras) como si se estuviera vendiendo un paquete de una plataforma de contenidos: te regalo medio kilo de teletrabajo y además tres cuartos de horario flexible y si no te vas, además te pongo doble pantalla en tu casa.

Formo parte de la dirección de BABEL desde hace mucho y sé de buena tinta que la presión del mercado laboral es grande, y sospecho que, detrás de todos estos anuncios y notas de prensa de nuestros competidores se esconde el miedo a la descapitalización del talento. Por eso no me convencen esas notas. Porque me parecen directivas tácticas, no estratégicas. En ninguna de esas notas se habla de los principios que guían estas medidas. Solo se habla de adaptación, de reactividad. Van por detrás de los acontecimientos. Claro que va a haber trabajo remoto, claro que va a haber flexibilidad horaria, claro… lo vamos a ofrecer todos, no hay ningún mérito en ello. Las condiciones actuales del mercado, el consenso entre clientes, proveedores y en general el ambiente político y social alrededor de todo esto facilita enormemente la aplicación de este tipo de medidas. El mérito está en la motivación que hay detrás de cada empresa a la hora de adoptar estas medidas, porque eso es lo que realmente marcará el futuro. Si la medida es táctica, el futuro no será especialmente prometedor, pero si la medida es estratégica cada escollo, cada dificultad, se convertirá en una oportunidad de mejora. Una oportunidad de acercarnos más al faro mítico,

En BABEL aspiramos a construir un lugar que se acerque lo más posible a la utopía de la empresa en la que no haya empleados, sino ciudadanos libres y dueños de su futuro. Una empresa que vive y trabaja para que la prosperidad individual y colectiva sea el eje de sus decisiones. Hoy es el trabajo presencial flexible, mañana será la oficina virtual, pasado mañana será la jornada de cuatros días… pero lo más importante, y lo que hace de BABEL el mejor lugar para desarrollarse, es que lo siguiente, que aún no sabremos lo que será, será con total seguridad algo orientado a estar aún más cerca de nuestros deseos y nuestros anhelos. Más cerca de sentirnos los dueños de nuestras vidas. En definitiva, más libres.

Eduardo Martín
Eduardo Martín

Ex Director de Medios y actual socio de BABEL.

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