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No hay discusión, estamos en la era de los macrodatos, y al igual que hace unos años, donde en el mundo de UX se decía que el contenido era rey, ahora, sin dejar de serlo, ese contenido parece haber mutado hacia el dato. Hoy iniciamos una serie de varios artículos enfocado al mundo del UX en este contexto.
 
Hace poco Gartner declaró que la simplificación de las plataformas de big data es uno de los objetivos principales para casi todos los proveedores de software de análisis, y es aquí donde Gartner introduce un concepto, “analistas ciudadanos”, que no es otra cosa que facilitar que la información que proporcionan estas plataformas lleguen a los usuarios en modo autoservicio y, por tanto, fácil de consumir.
 
Cada vez más las organizaciones empresariales y entidades públicas buscan difundir el valor de la información a sus usuarios, sean del tipo que sean. Los macrodatos que poseen las organizaciones pueden ser complejos (y además con orígenes en diferentes sistemas de datos), lo que no tiene que implicar necesariamente que la experiencia del usuario deba serlo. Por tanto, el modo en que se muestran y se consumen los datos es ahora una prioridad y deber realizarse con la menor fricción, optimizando la experiencia, y permitiendo la interacción de forma sencilla e intuitiva.
 
Hace años, cuando la disciplina del UX aún no estaba tan extendida, gran parte de las tareas de conceptualización la desempeñaban los equipos de desarrollo, basándose en lo que proporcionaban las propias herramientas de BI/analytics (se hacía UX inverso) aderezado todo ello con mucha voluntad, y sin contar en ningún momento con las necesidades del usuario. Si se conseguía un producto que cubriera las necesidades de los usuarios y de negocio, era de milagro. Generalmente daba lugar a productos complejos, poco usables y que generaban frustración a quien lo utilizaba, y aún, hoy en día, perviven.
 
Actualmente, las herramientas de procesado de datos y de analítica han evolucionado, son más polivalentes y versátiles, y ofrecen multitud de posibilidades. Sin embargo, la multitud de fuentes de datos, las integraciones con otros sistemas dificultan la construcción, lo que implica en muchas ocasiones, generar interfaces adhoc para recoger y mostrar la información. Y dependiendo de los sistemas que se integran, y si traen su propio interfaz o no, esto puede ser más complejo, ya que muchas veces tocar en las propias tripas de los productos integrados para dar consistencia y homogeneidad, suele ser un dolor de muelas.
 
En este contexto, el UX es donde se hace valer, y hace de puente/nexo entre los datos y los consumidores de esos datos. Para abordar con éxito la conceptualización de la experiencia en este tipo de productos, debe plantearse desde una perspectiva metodológica de UX, unido también a filosofías de Design Thinking, lo que implica cubrir las fases de discovery/research, definición, ideación y construcción.
 
Por tanto, se hace necesario, como en cualquier otro proyecto de conceptualización, el conocer al usuario, tener en cuenta sus necesidades, también las de negocio, y mirar de reojo a los posibles condicionantes tecnológicos que pueda provocar el uso de determinadas herramientas. Para ello, necesitaremos arrancar con una etapa de investigación, research o discovery, donde debemos identificar cuáles son las métricas claves a visualizar para la toma de decisiones, cómo se utilizan los datos, qué tipos de perfiles usuario van a consumir la información, cómo se visualizarán, en qué contexto, si en tiempo real o no...
 
Será necesario validar las suposiciones con nuestros usuarios target/audiencia, así como la definición de objetivos antes de comenzar el desarrollo de la interfaz de usuario. La observación será una de las piezas clave para comprender, aparte de cualquier otra información que podamos extraer mediante el empleo de técnicas cualitativas como puedan ser entrevistas o focus group.
 
Conocer por tanto los objetivos y las tareas de los usuarios, así como sus objetivos y medidas de éxito se antojan vitales para el éxito de cualquier producto a conceptualizar, y más en interfaces donde interpretar el dato puede ser un reto.
 
En este tipo de productos enfocados a la visualización y consumo del dato, el objetivo es crear vistas sencillas que presenten “toda” la información de un vistazo, con indicadores de aviso, tendencias y áreas de riesgo/semáforos, con el objetivo de poder ayudar de forma rápida a la toma de decisiones. Y que, además, faciliten la navegación a diferentes áreas de la aplicación donde se necesita profundizar o hacer un desglose progresivo.
 
Antes de comenzar a construir un interfaz de datos / dashboard debemos tener claro el objetivo del mismo, es decir: ¿va a ser interfaz operativo mostrando información crítica con la intención de que los usuarios realicen tareas urgentes? o por e contrario: ¿van a ser más analíticos donde se muestre información de un vistazo y que sirva para la toma de decisiones? En base a esto, las prioridades podrán cambiar.
 
Deberemos plantearnos también aspectos como métricas claves, variables a mostrar en un solo gráfico, valores durante un período de tiempo o entre elementos o grupos, puntos de datos que se necesitan mostrar para cada variable... todas estas tareas pretenden mostrar que la comprensión de la información debe ir más allá de un diseño visual agradable, y que si no se hace el análisis y destilado previo (fase de comprensión, investigación…) y no se optimiza la información, todo esfuerzo puede ser inocuo.
 
Continuará…

José Luis  García López
José Luis García López

Head of UX. Manager del área Servicios en Babel.

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