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En las últimas semanas la aplicación Radar Covid ha estado en el punto de mira de todos. Por un lado, los que aplauden una iniciativa tan innovadora; por otro, los que critican la falta de transparencia por no publicar el código en el momento de su lanzamiento en julio.

Radar COVID es una app desarrollada por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial para realizar un rastreo de contactos que permita determinar si te has cruzado con una persona infectada de Covid-19. La app ha sido creada a partir de una interfaz de programación (API) de Apple y Google, la cual se ha añadido automáticamente a los móviles iOS y Android, para que las aplicaciones oficiales de cada país puedan aprovecharla para rastrear contactos sin tener que crearla desde cero.
 
El requisito fundamental para que la app funcione correctamente es mantener el bluetooth del móvil activado y así poder ir almacenando códigos numéricos para el rastreo, nunca datos personales. Un requisito que influye en las cifras de descargas ya que según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 60% de los ciudadanos no se ha instalado la aplicación debido a que no confía plenamente en la privacidad de los datos.
 
Este factor, junto a la falta de campañas de concienciación por parte del Gobierno y medios de comunicación a que la gente se la instale, hace que los resultados no sean del todo los esperados. Tan solo el 28% de los entrevistados por la OCU, aseguran tener instalada la aplicación y hacer uso de ella. Aun así, no todo es negativo, ya que a partir del 20% de personas que tengan la app, se incrementa un 30% la probabilidad de detectar los contagios.
 
Un tema que nos aplica a todos, pero no todos tenemos el conocimiento técnico para analizar en detalle sus luces y sus sombras. Por eso recurrimos a dos de nuestras referencias en movilidad en BABEL: Alberto Salamanca e Ismael González. Alberto es Manager responsable de la Línea de Servicios de Movilidad y Blockchain, Ismael es Responsable de Desarrollo de Movilidad. Ambos cuentan con una larga trayectoria en BABEL, y con amplios conocimientos en diferentes ámbitos tecnológicos, funcionales y de telecomunicaciones. 
 
¿Qué puede mejorar para que las descargas aumenten? Nuestros expertos opinan sobre esto.
 
Alberto e Ismael se muestran satisfechos con la app, ya que para ellos es 100% fiable y  cuenta con una interfaz sencilla e intuitiva, donde por lo único que hay que preocuparse es por mantener encendido el bluetooth. Ambos coinciden en que este matiz no a todo el mundo le gusta, ya que muchas personas se muestran reacias a tener encendida dicha conexión por miedo a que roben sus datos personales o se les acabe la batería de su smartphone.
 
“Muchas personas todavía creen que el bluetooth consume mucha batería, como mucho gasta un 1% a lo largo del día”, comenta Alberto. Ismael cuenta que siempre tiene activado el bluetooth, “es imposible que te roben datos personales a través de esta conexión, ya que cuando lo tienes activo solo se puede acceder a un código de 10 o 12 números que no muestran ningún dato relevante”.

Tras dialogar un rato sobre cómo la sociedad aún tiene ciertos tópicos acerca de las conexiones inalámbricas de sus teléfonos, la conversación finalmente derivó en cuestionar las responsabilidades de la sociedad. Un porcentaje de personas no se descargan la app por miedo a que puedan robar sus datos, pero otra parte simplemente es por falta de conciencia ante la prevención del virus.
 
Radar COVID es una herramienta que el Gobierno y las Comunidades Autónomas han proporcionado a la sociedad para detectar posibles contactos con COVID, en nosotros queda si queremos hacer uso de ella o no. Entonces ¿cómo va a funcionar si esto está a nuestra libre elección? Tanto Alberto como Ismael coincidieron en que este factor es el gran inconveniente al que todavía no ha dado solución la app.
 
“Una parte de la sociedad no quiere hacer uso de la app, pero hay otra que quizá no tenga tan sencillo el acceso a ella porque son personas mayores que desconocen el funcionamiento de un smartphone, y más de una app concreta”, una reflexión que hace Alberto a la cual Ismael propone complementarlo con el rastreo por llamada telefónica, ya que la mayoría de la población tiene acceso a él y así “todos los rangos de edad pueden participar en el rastreo”. Además, también permitiría la accesibilidad de todos los grupos sociales, ya que Radar COVID en su primera versión tiene carencias de accesibilidad según ha denunciado el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), las cuales ya están en conocimiento del Gobierno para su estudio y solución. 
 
A pesar de esto, limitarse al rastreo a través del método de llamada telefónica sería dar un paso atrás, ya que Radar COVID pretende que la sociedad gane autonomía en la detección del virus y que entre todos se cree una gran comunidad que sirva de ayuda y prevención. Nuestros expertos coinciden en que para conseguir esto se deberían reforzar las campañas de concienciación, tanto por parte de las comunidades autónomas con sus gobiernos, como por parte de los medios de comunicación. “Se debería hablar más sobre la app e incluso enseñar a la sociedad cómo funciona, aunque existen diversos tutoriales en Internet sobre esto”, recalca Ismael.
 
Finalmente, a la conclusión que llegamos con esta charla fue que para conseguir que una gran parte de la sociedad tenga descargada la app y esta consiga funcionar al 100%, solo queda esperar a que la gente adquiera una mayor conciencia sobre ella y la comiencen a ver como una herramienta necesaria para el bien de todos, no como un elemento de desconfianza.
 
 
 
 
 
 
 
 
María López
María López

Periodista en el departamento de Marketing y Comunicación de Babel.

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