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El control de calidad lo podemos definir como el proceso de monitorizar y registrar los resultados de ejecutar las actividades de calidad para evaluar prestaciones y recomendar, así, los cambios necesarios para ser más eficientes.

El desarrollo de la calidad a lo largo del siglo xx ha aportado un conjunto de herramientas básicas para controlar la calidad. Estas herramientas tienen su origen en la formación impartida, a nivel nacional en los años sesenta, proporcionada a los círculos de calidad de las empresas de producción japonesas con el objetivo de conseguir alcanzar unos niveles de calidad superiores a los de la industria occidental. El Dr. Kaoru Ishikawa recopiló algunas de ellas en su famoso libro Guía de control de calidad.

Pero a nivel práctico, en una empresa de cualquier tipo, nos preguntamos en qué se traduce y qué implica el término calidad. Tuvimos la oportunidad de responder nuestras inquietudes gracias a la Responsable de Calidad de BABEL, Alexandra López-Cortijo en BABEL On Live.

Para Alexandra, el objetivo último de la calidad es conseguir la excelencia y la forma de alcanzarla es estableciendo un sistema de gestión integrada que no es más que un conjunto de políticas y normativas sobre las que se basan todos los procesos y actividades que se deben seguir en el entorno empresarial para ser más eficaz. De manera muy simple, podríamos decir que la calidad consiste en establecer esos procesos y cumplirlos correctamente.

La gestión de la calidad total es el estilo de gestión de una organización centrado en la calidad, basado en la participación de todos sus miembros y orientado a una rentabilidad a largo plazo a través de la satisfacción del cliente y proporcionando beneficios a todos los miembros de la organización.

Walter A. Shewhart, el padre del control estadístico de la calidad, propuso el ciclo de la mejora continua popularmente conocido como PDCA. Posteriormente, William E. Deming lo popularizó, y por ese motivo, es conocido como el ciclo de Deming. Este ciclo es, en realidad, la plasmación de una filosofía de mejora y puede aplicarse en cualquier tipo de organizaciones o entornos.

Las siglas PDCA son el acrónimo de Plan-Do-Check-Act, esto es, Planificar, Hacer, Controlar/Verificar, Actuar. Bajo este paraguas, Alexandra resalta la importancia de establecer anualmente objetivos con nuestro producto o servicio, analizando el contexto y los riesgos que pueden impedir su consecución. Así como definir qué actividades y procesos tiene nuestra empresa, dejarlos documentados y establecer indicadores para medirlos y comprobar su efectividad. Para ello es necesario, además de formar y capacitar a los empleados, revisarlo y mejorarlo continuamente. Siendo grandes aliados para la trazabilidad y la validación de estos procesos las herramientas y tecnologías como Cubo y Jira, que aseguran buenas prácticas en nuestro sistema de calidad.

Una de las ideas centrales de este BABEL On Live es que la gestión de la calidad no solo reside en un departamento. Mantener la calidad atañe a todos los empleados, siendo la que aporta cada uno de ellos día a día lo que realmente contribuye a la mejora continua.

Para conocer en detalle la implantación de un sistema de calidad, las herramientas más útiles para desarrollarlo y gestionarlo, sus beneficios y los factores que lo podrían boicotear no dejes de ver la última edición de BABEL ON LIVE.
 
 
Beatriz García
Beatriz García

Departamento de Administración de BABEL.

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